un huerto como estabilizador emocional

Siempre que pienso en sembrar o cuidar lo que siembro no saben la emoción que me invade, el corazón se me hincha de emoción, ya de sólo pensarlo me siento alegre, motivada, y relajada. Hacerlo claro esta es bastante diferente a pensarlo le entregas a la tierra tu energía pero te la devuelve multiplicada por 100. 

Algunos de ustedes son mi familia y mis amigos entrañables que me han ido acompañando en este proceso estabilizador y de fortalecimiento y se la saben de todas todas en mi vida, otros no me conocen o lo hacen por esta página, y otros nos hemos ido conociendo a lo largo de la cortita vida de este proyecto, pero créanme ha sido una gran bendición conectar con sus vidas de la forma que sea. 

Quiero contarles como inicié a sembrar,  lo hice en un momento muy dificil de mi vida, de esos  que creo que muchos hemos tenido, me sentía totalmente desconectada, sin brújula y hasta cierto punto deprimida, entre varias cosas que no funcionaban en mi vida la más grande y la que dejo una huella profunda es que mi padre estaba muy enfermo, justo en el 2010 le hacen una operación que lo deja entre la vida y la muerte por casi dos meses y cuando despertó de ese letargo no podía caminar y su movimiento era mínimo, el diagnostico siempre fue que la recuperación sería poca  tendríamos que readaptarnos, allí empezó el peregrinar de él, de mis dos hermanas, mi madre y yo, entiendo que este tipo de procesos a todos afecta en diferente forma y creo que en mi caso me marco de muchas maneras, aunque fuimos muy bendecidos con la ayuda de toda la familia y amigos fue muy complicado ya que después de 4 años en cama y una recuperación mínima con mucha lucha de él le diagnosticaron cáncer otro golpe y este demoledor ya que aunque le dio batalla con la poca fuerza que ya le quedaba por casi dos años a finales del 2015 falleció, tuvo una agonía de más de 30 horas y yo quise y tuve la gran oportunidad de estar con él casi todo el tiempo así que sentí cuando la vida se salió de ese cuerpo cansado. 

Yo comencé a hacer mis pininos en la siembra por el 2011, pensando en una manera de conectar con algo que no tenía idea que era en ese momento, quizá más bien era por escapar de mis pensamientos y canalizar una furia o tristeza o ambas, además sentía que el mundo iba de cabeza y yo estaba contemplando todo en primera fila. Al principio sembraba y bueno olvidaba que tenía semillitas por regar y cuidar, compraba las plantas y lo mismo todo lo que caía en mis manos moría o no alcanzaba a ver la luz del sol sin remedio alguno, al principio yo juraba que era mi vibra, que estaba maldecida por la madre naturaleza todos esos rollos tontos que uno se hace para autoflajelarse y dejarse caer más profundo, pero bueno por alguna razón que ahora llamo conexión ancestral no me dí por vencida curioso para la Mayra de ese tiempo, busqué irme a aprender a sembrar ecológicamente en unas vacaciones en el 2012 a un rancho sustentable llamado el Chuzo en Coahuila como voluntaria, cuando llegué pensé que esa era mi prueba de fuego o conectaba o a la ching..da, y curiosamente una grupo de libélulas por arriba de mi cabeza me dieron la bienvenida y fueron de los días más bellos y poderosos de mi vida hasta ese momento, cuando regresé a casa decidí que no pararía que había encontrado mi camino después del largo peregrinaje, así que hice un hoyo gigante en el único espacio con tierra que tenía la casa donde vivía  y comencé a sembrar, la gente pasaba y me veía como si me estuviera volviendo loca ya que el espacio estaba al frente,  amigos me comentaban en son de burla que si iba a enterrar a alguien pero el resultado fue mi primera cama biointensiva que produjo casi nada pero en la cual yo pasaba el más tiempo que podía sanándome, limpiando mi corazón y mi mente.
  
Todo el tiempo que mi papá estuvo enfermo sembrar me hizo sentirme más reconfortada en los momentos más tristes y de más desesperación, cuando él partió a lo que sigue me prometí que compartiría esta posibilidad para todos los que quisieran experimentarlo y sanar, a lo largo de estos años he ido descubriendo mucho más cosas con esa re-conexión, se me han ido cayendo vendas de los ojos y me e dado cuenta que el ser humano siempre esta aprendiendo hasta de sus errores y horrores y se vale cometerlos lo que no se vale es quedarse estacionado allí, así que te invito a sembrar a conectar con la felicidad y la paz que en el único lugar que hasta ahora yo entiendo se encuentra es en tu interior ;).









Comentarios